Un perro, un gato o un pez. Sea lo que sea, una mascota ayuda a que te sientas más feliz y más sana.
Estado de ánimo
Basta con jugar media hora con un perro para que tu mente empiece a liberar sustancias químicas vinculadas con la felicidad. ¡Y nadie te recibirá con tanta alegría al llegar a casa!
Los gatos, aunque van más por libre, también ayudan a evitar las penas. Sus dueños se sienten más acompañados y tienen la moral más alta que los vecinos que no tienen felino. La explicación es que acariciar a un gato puede liberar oxitocina, la hormona corporal del amor.
Estrés
Pasar cinco minutos con un perro puede hacer disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. El efecto es tan pronunciado que, en un estudio, los participantes reconocieron que se relajaban más con sus mascotas que con su pareja.
Funciona incluso en el trabajo: una investigación descubrió que las personas que se llevaban el perro al puesto de trabajo presentaban un nivel de estrés menor a lo largo del día (en comparación con sus compañeros sin compañía canina).
Alivio contra el dolor
Algunas investigaciones apuntan que estar en compañía de animales puede aliviar el dolor.
Forma física
Algunas razas de perro, sobre todo las más grandes, requieren de largos y activos paseos para estirar sus patas. No es de extrañar que las personas que los sacan de paseo se mantengan en forma más facilmente.
Más cosas buenas para que no te dé pereza sacar al perro: notarás que es más fácil entablar conversación con desconocidos cuando está a tu lado. Y eso incluye a ese chico tan mono que te sueles cruzar por el parque.
Corazón
Acariciar a un animal (u observar cómo nada un pez en la pecera) puede disminuir el ritmo cardíaco y la presión arterial.
Los aficionados a las mascotas también presentan niveles más bajos de colesterol malo y de triglicéridos.
¿La mejor noticia de todas? Si compartes tu vida y tu espacio con una mascota es posible que necesites ir al médico menos veces y tengas un corazón más sano. Un estudio descubrió que los dueños de gatos tenían menos probabilidades de morir de una enfermedad cardíaca que quienes viven sin ellos. Otro estudio desveló que los dueños de perros multiplicaban por nueve las probabilidades de seguir vivos un año después de un ataque al corazón frente a quienes no tenían perro.
fuente:http://www.womenshealth.es/
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