martes, 1 de julio de 2014

Hambre psicológico y hambre fisiológico


El hambre psicológico se caracteriza porque aparece de repente y suele ser por algún tipo de alimento en concreto, por norma general bastante insano y calórico: es lo que comúnmente llamamos antojos. Lo más importante para poder controlar estas situaciones en las que aparece el hambre psicológico pasa por reconocer el origen de los antojos: ¿como porque tengo hambre o hay algo más detrás?.
Por el contrario, el hambre fisiológico o hambre real se da cuando nuestro cuerpo nos pide combustible para funcionar. También se conoce como hambre estomacal, y las señales que nos alertan de que necesitamos ingerir alimentos pueden ser la sensación de estómago vacío o los ruidos estomacales. Cuando tenemos hambre real, para calmarlo el cuerpo nos pide cualquier tipo de alimento y no necesariamente algo altamente calórico.

¿Cómo controlar el hambre psicológico?


  • El primer paso para identificar el tipo de hambre que tenemos es pararnos unos minutos a pensar si realmente tenemos hambre o si se trata de un capricho o antojo: el solo hecho de detenernos a reflexionar ya puede ser un buen indicador. Comer de manera inconsciente y rodeados de distracciones nos impide ser conscientes del nivel de saciedad de nuestro cuerpo, como ya dijimos cuando hablamos del mindful eating.
  • Identifica cuándo y por qué se producen estos “ataques de hambre”, que por norma general suelen darse frente a las mismas situaciones y a la misma hora del día. Si sabes que a partir de las ocho de la tarde te da antojo de galletas y estás preparado mentalmente para ello, será mucho más fácil controlarlo. Planea algo diferente para ese momento del día: lee un libro, sal a hacer ejercicio, juega con tus hijos… Mantente ocupado durante ese período de tiempo.
  • Aliméntate de forma sana, y que eso se refleje en tu nevera. Si comes bien (cubriendo tus necesidades calóricas y de macronutrientes) y de manera saludable, será más difícil que caigas en los antojos. Intenta no llevar una dieta muy restrictiva y realiza una comida trampa si lo consideras necesario para rebajar la ansiedad (la clave es “una” comida trampa, no todas).
  • Conócete a ti mismo y no te boicotees: si sabes que por la tarde te entra una ansiedad irrefrenable por comer chocolate, no tengas chocolate en casa, al menos hasta que puedas controlar los ataques de ansiedad.
  • Debemos realizar un cambio de mentalidad y concienciarnos de que esos “ataques de hambre” son más algo psicológico que algo físico: aprende a diferenciarlos y tendrás media batalla ganada.


    Fuente: vitonica

    No hay comentarios.:

    Publicar un comentario