Todos sabemos que no hay vida sin agua, sin embargo a veces pecamos de prestarle poca atención. ¿Qué sabemos realmente del agua que bebemos? En el colegio nos enseñan que el agua es una sustancia cuyas moléculas están compuestas por un átomo de oxígeno y dos átomos de hidrógeno. Se trata de un líquido incoloro, insípido e inodoro. A efectos prácticos es lo que bebemos cuando tenemos sed; al menos, la mayoría. Y que, por supuesto, es el elemento más deseado para los runners cuando salimos a correr. Pero el agua es mucho más, ¿alguna vez te has parado a pensar de qué está compuesta y qué nos aporta realmente? La Doctora Magda Carlas, licenciada en Medicina y Cirugía y Máster en Ciencias de la Alimentación, sí lo ha hecho.
La Doctora Carlas ha recogido en un libro titulado “Más claro que el agua” todo lo que deberíamos saber sobre el agua y que nunca nos han contado. En primer lugar, como deportistas que somos, tenemos que saber que el agua contribuye al aporte de nutrientes esenciales en la dieta, como el calcio o el magnesio. Debemos saber también, que es la opción más adecuada cuando se realiza una actividad física porque la práctica de deporte requiere una correcta hidratación. Y que no engorda porque no tiene calorías y puede ayudar a compensar la falta de minerales durante dietas de adelgazamiento, por ejemplo, en dietas hipocalóricas.
En líneas generales, en el mercado el 80% de la oferta de agua mineral natural que se comercializa es de “mineralización débil”. Es evidente que este agua es apta para el consumo de toda la familia, pero, también es cierto que en el libro citado se desmiente que el agua de mineralización muy débil sea la más adecuada para el organismo, ya que, si bien tiene niveles muy bajos de sodio, también contiene poco calcio, poco magnesio y otros minerales que son favorables para el cuerpo, y si uno no presenta dolencias, beber este tipo de agua puede no significar ninguna ventaja. Y es que los minerales son imprescindibles para la salud y el agua mineral es una excelente fuente para adquirirlos. Una persona adulta sana puede optar por cualquier agua mineral natural. Nos aportará minerales esenciales para el organismo cuando realizamos deporte, ya que muchos de estos se eliminan a través del sudor. Por otra parte, un aspecto importante a recordar y que muchos runners a veces no tenemos en cuenta, es que no hay que esperar a tener sed para beber.
Cuando tenemos sed ya se ha perdido un 1% del agua corporal y a este nivel de deshidratación ya se pueden notar algunos efectos como un menor rendimiento físico.Además en el libro “más claro que el agua”, podremos encontrar recetas donde se destaca la importancia de cocinar con agua mineral natural, la desmitificación de que es malo beber mucha agua durante la comida o que el beber agua de baja mineralización adelgaza. En definitiva, que tal y como promulga la Doctora, el agua es lo que más consumimos en nuestra vida y tendríamos que preocuparnos un poco más a la hora de seleccionarla.
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